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miércoles, 25 de noviembre de 2015

PRINCIPIO DE ARQUÍMEDES

ARQUÍMEDES


Es uno de los científicos que más se han admirado de la antigüedad. Hasta nuestros días han llegado una decena de sus escritos, en los que se demuestra su saber científico.
Era hijo del astrónomo Fidias, quien probablemente los introdujo en las matemáticas. Vivió alrededor del año 243 a.C.
Perfeccionó sus estudios en la ciudad de Alejandría en Egipto, donde estrechó relaciones con otros grandes matemáticos de la época, entre los cuales destacaba Eratóstenes. Pero donde desarrolló su actividad científica fue en la ciudad de Siracusa (en la actual Sicilia). En esta ciudad se encontraba bajo la protección del tirano Hierón II. Aquí alternó la construcción de intentos mecánicos con estudios de mecánica teórica y altas matemáticas. Sus inventos mecánicos son mucos, numerosas máquinas de guerra destinadas a la defensa militar de la ciudad, así como una “esfera” que representaba un enorme e ingenioso planetario mecánico, que tras la toma de Siracusa por los romanos, fue llevado a Roma como botín de guerra.

La biografía de Arquímedes está llena de anécdotas, muchas de ellas parecen más leyenda que realidad, pero en todas ellas, se cuenta la capacidad de abstracción y concentración de Arquímedes y su extraordinario talento.

La más divulgada de estas anécdotas la relata Vitruvio y se refiere al método que utilizó para comprobar si existió fraude en la confección de una corona de oro encargada por Hierón II, tirano de Siracusa y protector de Arquímedes, y quizás incluso pariente suyo. Se cuenta que el tirano, sospechando que el joyero le había engañado poniendo plata en el interior de la corona, pidió a Arquímedes que determinase los metales de que estaba compuesta sin romperla.


Arquímedes meditó largo tiempo en el difícil problema, hasta que un día, hallándose en un establecimiento de baños, advirtió que el agua se desbordaba de la bañera a medida que se iba introduciendo en ella. Esta observación le inspiró la idea que le permitió resolver la cuestión que le planteó el tirano: si sumergía la corona en un recipiente lleno hasta el borde y medía el agua que se desbordaba, conocería su volumen; luego podría comparar el volumen de la corona con el volumen de un objeto de oro del mismo peso y comprobar si eran iguales. Se cuenta que, impulsado por la alegría, Arquímedes corrió desnudo por las calles de Siracusa hacia su casa gritando «Eureka! Eureka!», es decir, «¡Lo encontré! ¡Lo encontré!».
Así surgió el famoso principio de Arquímedes: “todo cuerpo sumergido en un líquido experimenta un empuje hacia arriba igual al peso del volumen de agua que desaloja”, lo cual le permitió descubrir que el orfebre había cometido fraude.

En la anécdota que le llevó a la muerte, se vuelve a observar su capacidad de concentración mental y abstracción. Según se dice, los ingenios bélicos (máquinas de guerra) que había inventado permitieron a Siracusa resistir tres años el asedio romano, antes de caer en manos de las tropas de Marcelo. Mientras saqueaban Siracusa los soldados de Marcelo, el viejo matemático estaba meditando, en sus problemas de geometría, sin reparar en los disturbios que estaban ocurriendo.
Sorprendido por un soldado que le preguntó quién era, Arquímedes no le respondió, o, según otra versión, le respondió irritado que no le molestara ni le estropeara los dibujos que había trazado en la arena; y el soldado, encolerizado, lo mató. Marcelo, el general romano, se entristeció mucho al saberlo y mandó que le levantaran un monumento.
Esta pasión de Arquímedes, que le causó la muerte, fue también la que, en vida hizo que se olvidara hasta de comer y que soliera entretenerse trazando dibujos geométricos en las cenizas del hogar.


COMPRENDE EL PRINCIPIO DE ARQUÍMEDES

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